sábado, 22 de noviembre de 2014

Resaca

Se despertó con una extraña sensación en el estómago. “Goma”, se mintió y repasó su diccionario personal: Goma, resaca, chaqui, mona, ratón, guayabo, chuchaqui, suape, caña, cruda, resaca... América Latina se pinta sola para darle nombre a ese malestar general que se padece al despertar tras beber alcohol en exceso. Pero lo que sentía no era eso…

sábado, 11 de octubre de 2014

Música ajena

En aquel bar mandaban los parroquianos. Abría cuando llegaba el primero. Cerraba cuando se iba el último… bueno, los últimos.

Ellos, los que mandaban, se tomaban la barra como propia. Al frente de ella, con los ceniceros llenos y los vasos vacíos. Atrás de ella, entraban como en casa, anotaban una ronda en la comanda, se servían los tragos a placer. El bar, con la anuencia de los dueños, era suyo, pues. De nadie más.

sábado, 15 de febrero de 2014

La envidia

Tenía una semana de prometer que arreglaría la cama de una vez.

Vio por la ventana, hacia afuera, donde unos niños jugaban a tocar timbres, esperar la pregunta del vecino y salir corriendo, mientras se reían mucho.

Sonrió.

sábado, 6 de abril de 2013

La ventana...

Aquí hay un cenicero lleno hasta el borde, una vida que se gasta con cada calada y una resaca que no quiere escaparse del cuerpo. Aquí hay un sueño gastado, uno que ya no sueña con soñarse y de la nada, como una mala broma, amenaza con hacerse realidad. Aquí hay una ciudad ajena que a veces da asco, una palabra que describe todo y que nunca es dicha, unas ganas de tirarse por esa ventana siempre abierta…

lunes, 21 de enero de 2013

Imaginación

Siempre supimos que cuando llegara el día que un alienígena secuestra a alguien para hacerle pruebas de laboratorio, sería él.

Más que mal suerte, era una fuerte imaginación o era una suerte de mitómano especialista en encuentros extraños.

martes, 30 de octubre de 2012

Extrañando


La vi de frente en la última estación del metro. El mismo color de ojos, el mismo pelo revuelto, la misma mirada a veces inocente, a veces picara… A veces, ella… Pero no, no era ella. Y es que cuando uno está lejos, empieza a ver a la gente que extraña en todo el mundo.

¿Raro, no? Sí, raro. Pero así es esto de extrañar a tu gente.

miércoles, 18 de julio de 2012

Noches de carnaval


Afuera se vivía un carnaval y yo trataba que aquello mantuviera un tono serio, ceremonioso. Y ella solo se tiró una carcajada cuando escuchó aquel reclamo. “Ay, no me digas”, dijo y siguió riendo por largo rato. “¿Qué sabes del desamor?”, preguntó. Me mantuve en silencio. Ella sorbió aquel té negro y escapó a ahogarse. Siguió riendo. Y la risa, adentro y afuera de aquella casa, no paró en toda la noche.

martes, 10 de julio de 2012

Encuentros extraños 01


Solo lo escuché porque me dijo que sabía cómo funcionaba el cerebro humano en eso momentos en que todo parecía irse a la mierda. “Tiene que ver con los neurotransmisores”, dijo y yo puse cara de idiota que entiende. “Electricidad… Así se comunican las neuronas, las células del cerebro. Ellas saben lo que vos desconoces completamente… Lo saben todo, pero uno no las escucha”, dijo, asentí y pedí la otra… 

Dos, para ser exacto. Digo, no se puede andar por la vida hablando con especialistas sin tener que dar nada a cambio. El conocimiento tiene un precio, ¿no? Claro que sí, más cuando se trata de esas cosas del cerebro que nadie entiende.

“¿Sabe dónde nacen los sentimientos?”, me preguntó a manera de presentación. Estuvo tentado a decirle que era del mero espíritu de la punta de la… Me callé. Así es esto, ¿quién soy yo para ponerme pesado con un científico? Y de todos modos, siempre he sido un poco cobarde para decir las cosas que siento. “Del cerebro… Olvídese de esas tonterías del corazón… ¡Para eso, que nazcan del hígado, que es más grande!”, dijo.

- Del cerebro, repetí.
- Sí… Y todo se trata de neurotransmisores,  dijo.
- ¿Y las feromonas?
- ¿Feromonas? Eso se lo dejo a los químicos… Tengo un amigo químico… Si quiere, se lo presento…
- No, gracias… Suficiente con un científico…
- Mire pues, usted no sabe lo que sabe… lo saben las neuronas… ellas tienen memoria.

Claro, por eso es que uno recuerda miradas en las miradas de otros… de otras… Y entonces uno cree que puede hacer lo mismo, andar por los mismos caminos, dar los mismos pasos, sentir lo mismo… Memoria…

- ¿Y los sentimientos?
- ¿Los sentimientos? ¡También! Las neuronas lo fabrican…
- Mjm…
- Sí, usted cree estar locamente enamorado…
- ¿Y no es así?
- No… son cosas eléctricas… Meros impulsos entre neuronas que se vuelven locas por un cuerpo ajeno.
- ¿Y eso de las mariposas en el estómago?
- ¿Mariposas? Nada… eso se lo dejo a los gastroenterólogos…