miércoles, 8 de diciembre de 2010

Un arma

El carro patrulla pasa despacito. El conductor mantiene la vista al frente, las dos manos sobre el volante y el pie derecho apenas sobre el acelerador. El policía del asiento de atrás mira fijamente a las cuatro personas que estamos en el único bar abierto de la zona. La verdad, sin ánimos de ser valiente, no me preocupa su mirada desafiante ni su uniforme policial con recuerdos de épocas militares… Me preocupa que indistintamente apunte el cañón de su ametralladora semiautomática….