La
vi de frente en la última estación del metro. El mismo color de ojos, el mismo
pelo revuelto, la misma mirada a veces inocente, a veces picara… A veces, ella…
Pero no, no era ella. Y es que cuando uno está lejos, empieza a ver a la gente
que extraña en todo el mundo.
¿Raro,
no? Sí, raro. Pero así es esto de extrañar a tu gente.