sábado, 22 de noviembre de 2014

Resaca

Se despertó con una extraña sensación en el estómago. “Goma”, se mintió y repasó su diccionario personal: Goma, resaca, chaqui, mona, ratón, guayabo, chuchaqui, suape, caña, cruda, resaca... América Latina se pinta sola para darle nombre a ese malestar general que se padece al despertar tras beber alcohol en exceso. Pero lo que sentía no era eso…

La resaca se manifiesta por… “Dolor de cabeza, el cual se produce por: deshidratación de las meninges, dilatación de los vasos sanguíneos y/o disminución de la glucosa…”

Cerró los ojos y repasó la noche anterior: cinco cervezas bajas en alcohol, una plática de poca importancia con el borracho de enfrente, una mano acariciando intermitentemente a una mano y a una pierna ajenas debajo de la mesa, una beso robado justo en el momento en que el resto de la mesa jugaba a que nadie los miraba… Todo eso y una gran sonrisa cómplice.

… “Sed intensa, que se origina como una respuesta del cuerpo a la deshidratación causada por el alcohol…”

Abrió los ojos y recordó a tramos aquel diálogo inconexo, palabras más, palabras menos, que montan las personas cuando el minutero del reloj ya dio docenas de vueltas después de la hora de la ley seca y el gusanito de la fiesta sigue rondando por ahí.
- ¿Y qué nos hacemos? ¿La seguimos?...
- Sí sólo es una… La última.
- Yo digo que la última en la casa de aquel… Sólo hay que compra algo de beber…
- ¿Qué hora es?
- Yo me anoto.
- Allá tengo coca cola y hielo…
- Yo paso… El finde (sic), si les parece, la seguimos.
- ¡Mañana me voy a arrepentir de esto, pero demolé (sic)!
- Yo no sé… ¿Quién más va?
- Las dos y pico… No es tan tarde.
- ¿Quién se anota?
- ¡La penúltima! ¡La última cuando te murás, cerote!
- ¡No seas culero, una más!
- Bueno… ¿Quién se va con aquel a comprar? ¿Quién se va aquella? ¿Nos repartimos?
- Yo, paso… Nos vemos…

… “Dolor abdominal y muscular, lo que se traduce en sensación de debilidad y cansancio…”
Recordó que se hubiera tomado la última… la penúltima, perdón, con mucho gusto. En eso no se mentía. Lo hubiera hecho si no fuera porque segundos atrás se había quedado rezagado a la salida del bar. El resto había sido una coreografía sencilla: tomarla de la mano izquierda, jalarla hacia él, poner las manos en su cintura… estamparle un beso.

… “Malestar estomacal, que puede ir acompañado de sensación de reflujo…”

“Goma... Es la goma”, se mintió. El recuento de los hechos, el cuerpo desnudo a su lado y esa extraña sensación en el estómago se lo echó en cara. “¿Arrepentimiento?”, se preguntó y repasó su diccionario personal: desazón, desasosiego, inquietud, pesadumbre… A esas alturas, hablaban más las miradas, como esperando que alguien dijera algo más allá. Él, por lo menos, no lo dijo y el diálogo terminó en una serie de monosílabos que sólo se rompió con la despedida…
… Minutos después, mientras miraba por el retrovisor, encontró la respuesta: “Mariposas… Eso es... Son como mariposas en el estómago”, me dijo. “¿Y no se lo dijiste?”, pregunté. “No”, respondió y pidió la última… Perdón, la penúltima, ¡La última cuando te muerás, cerote!

1 comentario:

  1. Me encantó el cuento por sustancioso en su corta longitud y el contrapunto de la goma que no era resaca si no amor naciente, emoción fugaz pero que no se puede negar y resulta más comodo evadir, inventar, desconocer sin posibilidad de borrar

    ResponderEliminar