miércoles, 12 de octubre de 2011

Despedida 01

No había nada más que decir… Cuando sus manos hechas puño cayeron con fuerza sobre su espalda, ya no había nada más que decir. Se había roto todo. Se habían roto todos los besos, todos los abrazos, todas las caricias... Se había roto todo eso y, con ello, parte de él. Como pudo, se levantó, caminó hacia la puerta y la tiró de un golpe.

- ¿Y te fuiste así no más? ¿No le dijiste ni mierda?
- Pues nada… ¿Y qué más podías hacer?
- Pues, nada… La verdad, solo irte.

Apuró la cerveza… Tenía un pómulo enrojecido… Y los ojos cristalinos, rojos, hundidos, tristes…

- .... Tengo unas putas ganas de llorar de pura cólera… De pura...
- ... Pues llorá, vieja...
- ... ¡Ni mierda!
- Entonces, ¡no jodás!

No dijo nada más. Entrelazó las manos detrás del cuello y dejó salir un suspiro profundo y largo.
- Me temblaba todo el cuerpo, viejo.
- Me imagino.
- No, no te imaginas. Era como si sintiera toda mi energía, toda mi fuerza peleando conmigo mismo por salir sin control… Solo alcancé a tirar la puerta metálica de la entrada… La tiré con todas mis fuerzas…
- … Ya todo terminó…
- No…

Se tomó el último trago de cerveza y se vio en el espejo detrás de la barra.

- Doy lástima, viejo.
- No…
- … Sí, viejo. Mirame: No tengo ni las ganas ni los huevos de regresar por mis cosas.
- ¿Quiéres que te ayude?
- Dejalo… Sólo son un par de camisas, un par de zapatos y algunos libros…
- ¿Lo vas a dar por perdidos?
- Lo que valía la pena se perdió hace ratos.

Y empezó a temblar… y temblando se fumó el último cigarrillo, se secó las lágrimas y se despidió…

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